lunes, 25 de enero de 2016

Visita en cuarto creciente

Era una noche gélida, de esas que cuatro mantas no son suficiente para entrar en calor. Después de pensarlo un rato, dejé el móvil en el escritorio y me levanté a por una mantita polar. No podía dormir. No había pasado nada especial, tal vez abusé del café, tal vez era el frío... no sé, no podía dormir. Seguía con mi móvil, esperando a que el brillo, o la falta de actividad, acabase por cansarme. En algún momento tendría que dormirme. De repente, la cosa que más temía de mi vida como humana sucedió: no llegaba el wifi al móvil. No había escuchado a nadie caminar por casa, nadie podía haber apagado ese "cacharro del wifi" sin que yo me diese cuenta. Volví a dejar el móvil en el escritorio, esa noche acabaría durmiendo por el aburrimiento. 

Parpadeé, un instante, y la luz de mi habitación se encendió sola. O eso pensaba yo.

- Buenas noches, hermanita -dijo Ayato.

- ¡Ayato! Podrían despertarse.

- ¡Clo-ro-for-mo! -canturreó mientras movía una botella con el mencionado líquido.

Dejó la botella en el escritorio y se sentó en la cama, donde yo estaba.

- ¿Qué haces aquí? ¿Ha pasado algo?

Me calló con un beso mientras se echaba sobre mí, dejándome tumbada en la cama.

- Todo está bien, solo he venido a hacerte un poco de compañía. Te he echado de menos, pensé que lo llevaría bien, llevábamos muchos años sin verte pero... -me susurró al oído.

Estuvimos un rato besándonos hasta que, de pronto, Ayato se separó.

- ¿Pasa algo?

Empezó a reírse de una forma un tanto infantil, algo así como una risa nerviosa, supongo. Luego puso una cara tan seria que me dejó la sangre helada. Bueno, si eso era posible.

- Es que, por un momento, pensé que podríamos llegar hasta donde quisiéramos, que todo era "normal". Pero las circunstancias han hecho que tengas que vivir de este modo y...

- ¿Y...?

- ¿Y si nos fugamos? Podríamos irnos a cualquier sitio, solos, tu y yo. Nos cambiaríamos de nombres...

- ¡Ayato, basta! ¿Qué pretendes? Sabes que a mí me cuesta mucho seguir aparentando ser una humana cualquiera, que me iría ahora mismo con todos vosotros si fuese posible. Pero no es tan fácil... -se me quebró la voz y empecé a llorar. No lloraba mucho pero, cuando lo hacía, lo hacía de verdad.

- Mierda... Si llego a saber como iba a acabar esto no vengo. Por cierto, dentro de unas semanas vendrán unos alumnos de intercambio a tu universidad. Trátalos bien -me guiñó un ojo y entendí que ellos vendrían a verme y pasarían tiempo conmigo. Solo tendría que esperar unas semanas.

Antes de irse, cogió su botella y me dio un beso. Cogí el móvil, volvía a tener señal. Solamente quiso que le prestase atención a él, que nadie nos molestase, que solo fuésemos él y yo.

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