- Hermanito, hace casi un año...
Él la tomó de la mano y rió dulcemente. Ella le miró entre confundida y ofendida.
- Perdón, no me estoy burlando, sólo recordaba cuando eras pequeña. Aún no sabías que eras mi hermanita pequeña pero deseabas que llegara la noche para que me sentara al borde de la cama a escuchar tus problemas del día. Hacía tanto que no te abrías conmigo. No me había dado cuenta del todo de que has crecido y que ya no puedo resolver tus problemas mandándote a dormir esperando que el día siguiente fuera mejor. Directamente creo que no puedo resolver tus problemas... Pero siempre estaré aquí, sentado en el borde de tu cama, para que puedas desahogarte.
- Tal vez nunca resolviste mis problemas pero me tranquilizaba saber que pasabas la noche conmigo, protegiéndome de cualquier cosa. Y para mí eso lo era todo.
Ella metió la mano que tomaba su hermano bajo las sábanas y se tapó bien.
- ¿Vas a quedarte esta noche?
- Por supuesto, siempre.
- Gracias, hermanito.
Tardó en dormirse pero, una vez conseguido, no despertó hasta la mañana siguiente, llena de energía. Él se aseguró de que nadie le impidiera descansar esa noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario